Pruebas de calidad de alimentos

Cuando analizamos alimentos, siempre nos aseguramos de tener una prueba de laboratorio objetiva como base para las puntuaciones finales. Cuando sea relevante, complementamos el análisis químico con pruebas sensoriales realizadas por paneles de expertos o consumidores.

 

 

La mayoría de los análisis tienen como objetivo verificar los ingredientes enumerados en el empaque, particularmente sus valores nutricionales. Muchos alimentos tienen requisitos muy específicos, por ejemplo los productos de tomate, donde la cantidad de licopeno es fundamental para la calidad del producto o en los productos vegetarianos donde analizamos la cantidad de ácido fítico, fundamental para ayudar al cuerpo humano a procesar cualquier proteína de origen vegetal.

La evaluación subjetiva del sabor suele delegarse en un grupo de expertos en el campo concreto. En el caso del queso feta, por ejemplo, pedimos a expertos griegos que nos ayudaran a evaluar la textura, el olor, el sabor y la apariencia general en lugar de preguntar a los consumidores por sus preferencias de sabor.